CONCLUSIÓN
Hemos visto todo un mosaico de virtudes en Jesús. Virtudes en plena armonía, que forman la rica personalidad de Cristo, su mundo psicológico y afectivo. Estas virtudes las vivió Jesús de un modo sereno, límpido, natural, sin tensiones. Cristo representa el equilibrio, el ideal más puro de la Humanidad. A Él tenemos que mirar todos, por ser el Camino, la Verdad y el Modelo
A modo de conclusión, hagamos un breve resumen de cuanto se ha dicho: ¿Cómo era Jesús?
Ante su Padre: obediente, agradecido, atento, solícito, amoroso, delicado, respetuoso.
Ante los hombres: Demuestra un gran interés por el hombre, por cada hombre. Le ama con compasión, le habla con sencillez, le corrige con bondad y con exigencia amorosa para que se convierta; le urge la conversión del hombre. Quiere hacerle salir de su reducido mundo, abrirle horizontes, darle alas para que comprenda lo que es, lo que puede ser. Desea hacerle superar lo inmediato para que vea lo profundo de su vida y de su actuación. Usa términos absolutos: nadie, todos, perderse, salvarse; no se queda en las ramas, va a las raíces (Mc 8, 35; Mc 9, 43-44). Utiliza las narraciones o parábolas para iluminar las actitudes que el hombre debe tener en su vida, para enseñarle cómo debe actuar para ser mejor: el sembrador y su cosecha (Mt 13), obrero y trabajo (Mt 20, 1-16), servidor y señor (Lc 12, 45-47), ladrón (Lc 12, 39), padre e hijo (Lc 15, 11-32), administrador y el rico (Lc 16, 1-8); rico y pobre (Lc 16, 19-31), negociantes y casas de préstamo (Lc 19, 12-23), invitados a la boda (Lc 14, 8-12), gobernantes y súbditos (Mt 20, 25). También usaba paradojas y enigmas para hacerle pensar al hombre, animarle a buscar. Emplea el género apocalíptico para recordar la inseguridad del hombre, el juicio al está sometido, la soberanía de Dios, su paciente espera, su justicia, la maldad del pecado, la necesidad de estar vigilante (Mt 24, 36; 24, 27-28; Mt 25). ¿Desde dónde enseña al hombre? Cualquier parte es púlpito: plazas, caminos, a orillas del lago, sinagoga, banquetes, templo, etc. ¿Cómo enseña? Con autoridad, con decisión, con paciencia y bondad.
Ante las cosas: amor y respeto por la naturaleza. Se ha fijado en todo: pájaros (Lc 9, 58; 12,6), los cuervos (Lc 12, 24), los lirios (Lc 12, 27), la hierba del campo (Lc 12, 28; Mt 6, 30), las vides y los sarmientos (Jn 15), las uvas y los espinos, los higos y los cardos (Mt 7, 16), los juncos y hierbas agitados por el viento (Lc 7, 24), las nubes en el cielo (Lc 12, 54), el viento (Jn 3, 80), la gallina (Lc 13, 34). Y todas las cosas las relaciona con el Padre, con el mundo espiritual. Todo es huella de Dios. Tiene en cuenta los hechos sociales, civiles y religiosos, cotidianos. Utiliza símbolos que transportan a una realidad profunda: sal, luz, candil, perfume, polilla, carcoma, viga, perla, roca, río, viento, casa, red, tesoro, grano de mostaza, grano de trigo, cizaña, etc. Todo le servía a predicar su mensaje divino. Jesús se da cuenta de las relaciones humanas, comerciales, política y religiosas, que se dan en la sociedad en que vive.
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