sábado, 16 de junio de 2012

La Reencarnación



-Padre Jordi Rivero.

En que consisteReencarnar (volver a encarnar).  En general, reencarnación es la creencia según la cual el alma, después de la muerte, se separa del cuerpo y toma otro cuerpo para continuar otra vida mortal. Según esta creencia, las almas pasan por ciclos de muertes y nuevas encarnaciones. Un ser  humano, por ejemplo, podría volver a vivir en la tierra naciendo como un nuevo personaje. Una creencia reencarnacionista llamada “metempsicosis”, enseña que los grandes pecadores pueden reencarnarse en un animal o una planta. 
Posiblemente la creencia en la reencarnación comenzó al querer aplicar al ser humano el ciclo que observaban en la naturaleza: El sol y la luna aparecen y desaparecen. Igualmente las estaciones del año, el follaje, las flores y tantas otras cosas en la naturaleza tienen un ciclo. Así pensaron que el ser humano moría pero regresaba otra vez en otro cuerpo. 
La reencarnación es también fruto del deseo humano de darle explicación a las diferencias de inteligencia, salud, talentos, fortuna, etc. que existen entre seres humanos. Según la doctrina de la reencarnación estas diferencias serían culpa o mérito por el comportamiento en vidas anteriores. Por lo tanto se le culpa a los pobres, los enfermos y los desdichados por su condición desdichada y no se hace nada por ellos porque están pagando su culpa. El Evangelio, por el contrario nos revela que Dios se hizo hombre en pobreza En los pobres encontramos al mismo Cristo. Para reflexionar sobre el misterio del sufrimiento>>.
El hombre no debe inventarse "respuestas" para lo que no puede entender. "San Antonio el Grande, el célebre abad egipcio, meditaba en el desierto: ¿Por qué algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable vejez? ¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué los injustos se enriquecen y los justos pasan necesidad? Entonces oyó una voz que le respondía: "Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues eso pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo". (Testimonios y Enseñanzas de los Padres del Desierto, C. Tescaroli). Publicado en la revista: Tierra Santa. Mayo-Junio 2002. Jerusalén. Número 756.
La reencarnación está vinculada al concepto del "Karma", según el cual cada uno paga por su buen o mal comportamiento en sus próximas reencarnaciones. El alma de quien tenga un buen karma "transmigrará" encarnándose en un ser superior, quién tenga un mal karma encarnará como un ser inferior, ya sea, por ejemplo una vaca o una cucaracha.  En las sucesivas reencarnaciones el alma podría evolucionar hacia la perfección hasta convertirse en espíritu puro que no necesita más reencarnaciones. Entonces se sumerge para siempre en la eternidad.
Los proponentes de la reencarnación creen que el alma es eterna pero no la persona. El alma habita en un cuerpo y cuando este se gasta se consigue otro. El alma no es individual sino que forma parte de "Dios" o "Brama". El objetivo en los ciclos de reencarnaciones es pagar culpas de vidas anteriores y purificar el alma del mal hasta llegar a la "iluminación", lo cual le hace posible quedar absorta en el "todo",  el "alma mundial". Conocerse como parte de ese "todo" es señal de iluminación.
¿Donde se origina?La creencia en la reencarnación comienza en la India en el siglo VII a.C. Eso significa que no es tan antigua como la fe de los judíos o de los sumerios, egipcios, persas y chinos. Ninguno de estos creía en la reencarnación y por eso edificaron magníficas tumbas.
El Budismo apareció en la India, en el siglo V a.C. y adoptó la creencia en la reencarnación. Mas tarde pasó a Grecia y Roma. Algunas religiones también adoptaron esta explicación humana a los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre algunos filósofos griegos. En nuestros tiempos se encuentra entre las enseñanzas de las sociedades teosóficas, los gurus indios, los psíquicos y el movimiento de la nueva era por el cual se han importado muchas creencias orientales.

jueves, 14 de junio de 2012

Versiculo del dia (6/14/12)


Jesús dijo: "Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.  Mateo (5, 20-26)

Oración: Señor, siempre hay que perdonar, siempre! Enséñame...

miércoles, 13 de junio de 2012

Versiculo del Dia ( 6/13/12)


Jesús dijo:“Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente. Mateo (5, 13-16)


Oración: Señor, de qué sirve decir: "¡soy cristiano!" si no lo demuestro con mis actos?

martes, 12 de junio de 2012

Versiculo del dia (16/12/12)


 Jesús dijo:Que de igual manera brille la luz de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen, den gloria a su Padre,que está en los cielos”. Mateo (5, 13-16)


Oración: Señor, a veces pienso que para evangelizar hay que hablar, pero me doy cuenta que es más efectivo evangelizar con el ejemplo que con la palabra. Si hablo y no actuo de acorde a lo que digo, de qué sirven mis palabras? 

El origen de la Iglesia.

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Con frecuencia se dice que la Iglesia no fue fundada por Jesucristo o que, en todo caso, éste no quería fundar este tipo de Iglesia, sino una más humilde, sin estructuras, sin poder. Se dice que la Iglesia en realidad la fundó San Pablo, con un concepto más judío que cristiano, o que la fundaron después de las persecuciones romanas, como un instrumento al servicio del poder imperial para controlar a la nueva religión. La Iglesia católica, tal y como la vemos ahora, no tendría nada que ver con la Iglesia de Cristo y sería, más que una estructura al servicio del Evangelio, una estructura de opresión que actuaría contra aquellos que están al servicio de los pobres y que quieren ser libres.
Enseñanza del Catecismo:
 
“El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia” (nº 763)
 
“El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la plena consumación del Reino. Ante todo está la elección de los Doce con Pedro como su Cabeza (cf Mc 3, 14-15); puesto que representan a las doce tribus de Israel (cf Mt 19, 28; Lc 22,30), ellos son los cimientos de la nueva Jerusalén (cf Ap 21, 12-14). Los Doce (cf Mc 6,7) y los otros discípulos (cf Lc 10, 1-2) participan en la misión de Cristo, en su poder y también en su suerte (cf Mt 10, 25; Jn 15, 20). Con todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia” (nº 765)
 
“Cuando el Hijo terminó la obra que el Padre le encargó realizar en la tierra, fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés para que santificara continuamente a la Iglesia. Es entonces cuando la Iglesia se manifestó públicamente ante la multitud; se inició la difusión del Evangelio entre los pueblos mediante la predicación” (nº 767)
 
“Para realizar su misión, el Espíritu Santo construye y dirige a la Iglesia con diversos dones jerárquicos y carismáticos” (nº 768)
 
“Desde el comienzo, Jesús asoció a sus discípulos a su vida (cf Mc 1, 16-20; 3, 13-19); les reveló el Misterio del Reino (cf Mt 13, 10-17); les dio parte en su misión, en su alegría (cf Lc 10, 17-20) y en sus sufrimientos (cf Lc 22, 28-30)” (nº 787)
 
“Nuestro Salvador, después de su resurrección, entregó la única Iglesia de Cristo a Pedro para que la pastoreara. Le encargó a él y a los demás apóstoles que la extendieran y la gobernaran. Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él” (nº 816)
 
“Jesús es el enviado del Padre. Desde el comienzo de su ministerio, ‘llamó a los que él quiso y vinieron donde él. Instituyó Doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar” (Mc 3, 13-14). Desde entonces, serán sus ‘enviados’ (es lo que significa la palabra griega ‘apostoloi’). En ellos continúa su propia misión: ‘Como el Padre me envió, también yo os envío’ (Jn 20, 21; cf 13, 20; 17, 18). Por tanto, su ministerio es la continuación de la misión de Cristo: ‘Quien a vosotros recibe, a mí me recibe’, dice a los Doce (Mt 10, 40; cf Lc 10, 16)” (nº 858)
 
“Los apóstoles, para que continuase después de su muerte la misión a ellos confiada, encargaron mediante una especie de testamento a sus colaboradores más inmediatos que terminaran y consolidaran la obra que ellos empezaron. Les encomendaron que cuidaran de todo el rebaño en el que el Espíritu Santo les había puesto para ser los pastores de la Iglesia de Dios. Nombraron, por tanto, de esta manera a algunos varones y luego dispusieron que, después de su muerte, otros hombres probados les sucedieran en el ministerio” (nº 861)
 
Argumentación:
 
Nadie funda algo para que no dure después de su muerte, para que muera con él. Sobre todo, si lo fundado tiene una misión que no puede desarrollarse totalmente durante la vida del fundador. Todo el mundo quiere que su obra le sobreviva y muy especialmente si esa obra, por sus propias características, tiene un objetivo que va más allá del momento histórico en el que vive el que la ha fundado.
 
Esto, que vale para tantas cosas, vale, evidentemente, para la obra fundada por Cristo. Son abundantes los textos evangélicos en los que se pone de manifiesto la voluntad de Jesús no sólo de fundar una Iglesia sino también de organizarla mediante un sistema jerárquico, puesto que sin esa estructura no habría podido ni funcionar ni sobrevivir. Se puede objetar que esos textos fueron añadidos posteriormente precisamente por aquellos que querían justificar la existencia de la jerarquía de la Iglesia porque formaban parte de ella, pero, primero, esa objeción hay que demostrarla y, segundo, va contra el sentido común: si Cristo quería que, a su muerte, se siguiera predicando su mensaje, tenía necesariamente que organizar una estructura que le sobreviviera y esa estructura debía tener la suficiente autoridad como para poder hacer frente a los inevitables problemas con que se iba a encontrar la comunidad de sus discípulos. Además, los textos que hacen referencia a la elección de los discípulos y a cómo quería el Señor que éstos estuvieran organizados, son tantos y tan importantes que no cabe pensar en que fueran añadidos posteriormente a su muerte; como prueba de la fidelidad con que los evangelistas transmitieron lo que Cristo había dicho y hecho, basta con un ejemplo: no dudan en hablar de la triple negación de Pedro en la noche del Jueves Santo; puestos a inventar un relato que justificara la autoridad de Pedro sobre el grupo, tendrían que haber suprimido ese momento, que dejaba a Pedro muy mal parado.
 
Es verdad que San Pablo aportó a la Iglesia importantes conceptos estructurales y teológicos, pero esos conceptos no eran extraños a la fe que tenían los apóstoles y que ya estaban predicando antes de que Pablo se convirtiera, yendo precisamente a Damasco para “cazar” cristianos. Además, la Iglesia nunca ocultó que sus raíces se hundían en la religión judía, pues el Antiguo testamento forma parte de su patrimonio espiritual y dogmático; pero Cristo, y así lo entendieron los primeros cristianos y también San Pablo, vino a llevar a su plenitud el mensaje contenido en el Antiguo Testamento, purificándolo a la vez de todas las adherencias que se le habían añadido y que no tenían su origen en Dios (por ejemplo, el excesivo respeto al sábado, la prohibición de ciertos alimentos o la situación de inferioridad de la mujer ).
 
La Iglesia, pues, es hoy la misma que ayer y que siempre: la obra de Cristo. Los que dicen que no es verdad, lo hacen porque no les interesa escuchar lo que la Iglesia dice. Por ejemplo, cuando los seguidores de la teología de la liberación afirman que es una estructura de poder, opresora y corrupta, lo hacen porque la Iglesia no ha permitido que se justificara el uso de la violencia y ha rechazado que se uniera la fe católica con el marxismo. Otros dicen lo mismo contra la Iglesia, pero por motivos diferentes: porque la Iglesia defiende la vida y está contra el aborto o porque no acepta que el hombre quede sometido a los instintos como si fuera sólo un animal. En español decimos: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Ese viejo refrán podríamos rescribirlo al revés, para aplicarlo a este caso: “Dime con quién no andas y te diré quién eres”. La Iglesia no anda con los violentos, con los poderosos, con los hedonistas, con los relativistas; es normal, pues, que éstos la ataquen; pero el hecho de que lo hagan, es la mejor garantía de que está siendo fiel a Jesucristo, que también murió crucificado por los que no estaban contentos con su mensaje.

domingo, 10 de junio de 2012

Corpus Christi: Locura de amor


Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo: Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos”. (Mc 14, 22-25)


            Cristo, llegado el momento de la despedida, quiso dejarnos un extraordinario regalo: se entregó a sí mismo de una manera –en la Eucaristía- poco antes de entregarse de otra –en la Cruz-. Todo era amor. Por la Eucaristía se quedaba para salvarnos en la cotidianeidad de la comunión. Por la Cruz se iba para lavar nuestros pecados con su sangre redentora. Eucaristía y Cruz son dos manifestaciones de la misma realidad: el amor de Cristo a los hombres, una auténtica “locura de amor”.
Pero, decimos en español, que “amor con amor se paga”. A tanto amor le debe corresponder el máximo amor que nosotros podamos dar y que nunca alcanzará la medida que hemos recibido. Por eso debemos plantearnos la fiesta del Corpus Christi desde la perspectiva de devolver lo recibido. Si Cristo se ha quedado para consolarnos, acudamos nosotros a comulgar y a orar ante el Sagrario para consolarle. Si Él es nuestro apoyo, nuestro alimento, seamos nosotros su alegría. No debería pasar un solo día –si pudiéramos hacerlo- sin ir a misa o sin ir a hacer una visita ante el Santísimo. ¿Por qué acudir sólo cuando tenemos una enfermedad o un problema? ¿Por qué no ir sólo para dar las gracias? ¿Por qué no ir a visitar al Señor por el mero hecho de hacerle compañía? ¿Por qué no ser para los demás el pan de la caridad como Cristo lo es para nosotros? ¿No será que, en el fondo, no creemos que Cristo no está en la Eucaristía?. O eso o es que somos unos egoístas incorregibles. Recordemos, “amor con amor se paga”.

Propósito: Ir a comulgar, bien preparados, siempre que sea posible. Ir a visitar al Santísimo. Convertirnos en pan que se da a los demás a través de la caridad.

Versiculo del Dia (6/10/12)


“Tomen: esto es mi cuerpo”. Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: “Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Marcos( 14, 12-16, 22-26) 

Oración: Señor, la Eucaristía, Tu presencia viva en nuestras vidas! Cuántas veces me hago la señal de la cruz sin tener consciencia de lo que hago? Es un movimiento mecánico y sin valor. Cuántas veces he comulgado sin tener consciencia de que en realidad eres TU quien estás ahí en ese pedacito de pan???