miércoles, 25 de mayo de 2011

Psicología y temperamento de Jesús.(5ta parte)

  • Espíritu sencillo: la sencillez es la no complicación ante Dios, los hombres y uno mismo. Es sinónimo de naturalidad, autenticidad, transparencia. Por eso, en Jesús encontramos una fluidez en la relación con su Padre. Y en el trato con los hombres no tenía gestos teatrales, ni tonos altisonantes ni espectacularidades para halagar a las masas.

    No clamaba en las plazas. Su vocabulario era sencillo, natural, simple, imaginativo y plástico. Nos se iba a la abstracción; nos e andaba por las ramas. No se daba a logicismos rabínicos eruditos. Natural, sin afectación; natural, sin rarezas; natural, sin formalismos. Por eso, pedía que los ayunos no se hiciesen en público, sino en privado. Por eso, iba a los convites con gente sencilla e incluso poco recomendable. No se complicaba. No se hacía líos. No cavilaba. No buscaba dobles intenciones a las cosas. Por eso, desenmascaraba a los fariseos, porque eran complicados de mente, retorcidos, maliciosos, malpensados. Todo en Jesús es transparente, auténtico, sincero: 
    "El ojo debe ser el espejo del corazón". Sencillez. Sencilla fue la llamada de cada apóstol. Nada de truenos, ni de gritos, ni de espasmos. Nada de sueños ni de visiones: "Ven y sígueme". Sencillez. Por eso, todo lo decía de frente sin complicarse. Sencillez. Por eso, simplificó los 503 preceptos judaicos en uno solo: Amaos.


  • Espíritu original e independiente: A todos considera hermanos, no hay extraños ni extranjeros. Todos somos hijos del mismo Padre Celestial. En tiempo de Jesús imperaba un nacionalismo cerrado y de revancha contra el extranjero. Jesús habla de universalidad, de fraternidad, de unir Oriente y Occidente, donde se sentarán todos en el mismo banquete.
     Original, también, al dar primacía y prioridad al valor ético, interior, espiritual y no a la letra, que a veces mata, si no está permeada de espíritu. 
    "Habéis oído que se dijo, pero Yo os digo...". ¡Qué postura tan valiente, gallarda, independiente! "Nadie habló como Éste".
     Por este espíritu de independencia corrige la interpretación dada a las leyes antiguas, simplifica todo, perfila, matiza. Todo sonaba nuevo, original: 
    "Dar la otra mejilla, devolver bien por mal, amar al enemigo, no permitirse ni siquiera desea a la mujer del prójimo, perdonar, sólo los enfermos necesitan del médico, buscar lo perdido, lo que sale del corazón eso es lo que mancha...".

    Por este espíritu original, no promete un mesianismo terreno, político, social, sino espiritual, donde los pobres, los afligidos, los humildes, los pacíficos, los perseguidos son quienes tendrán su recompensa. Por eso su doctrina, por ser nueva, pedía odres nuevos, corazones nuevos, mentes nuevas. Si no, se echaría a perder el vino de su mensaje.

    Original y atrevido. Se considera superior a la ley, al templo, al sábado, y con toda independencia y libertad, cambia las antiguas costumbres que eran intocables: 
    "Habla con una mujer samaritana, come con pecadores, cura a extranjeros, se encara con esos maestros de la ley, quebranta el sábado para hacer el bien a los necesitados...".



  • Espíritu de mansedumbre, exento de blandos sentimentalismos: No ha habido temperamento más comprensivo y condescendiente con el prójimo que Jesús. Su espíritu de mansedumbre culmina en su silencio, en su porte digno al ser abofeteado. No es un silencio lleno de miedo e impotencia; sino un silencio lleno de dominio y contención de las pasiones irascibles. Jesús es una mezcla de majestad y dulzura. Sabe condescender sin rebajarse; entregarse sin perder su ascendiente; darse sin abandonarse.

    Su dulzura y mansedumbre no significaba transigencia y aprobación de situaciones injustas o de actitudes erradas. Por eso, desenmascara la falsedad, la hipocresía, con frases duras y cortantes, de las clases dirigentes judaicas. No se alza contra la autoridad; al contrario, dice a los suyos que sigan sus instrucciones, pero no su conducta. Vigoroso y suave, suro y condescendiente. En el equilibrio de ambas tendencias está el carácter perfecto. 


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