sábado, 21 de mayo de 2011

Psicología y temperamento de Jesús.(1ra Parte)

Autor: P. Antonio Rivero, L.C | Fuente: Libro Jesucristo 
¿Cómo era el temperamento, la psicología de Jesús?




Psicología y temperamento de Jesús.
Psicología y temperamento de Jesús.





En una palabra, Jesús era impecable, es decir, libre de toda imperfección y mancha moral ante Dios y los hombres. Nadie pudo sorprenderlo en mentira o falla. Por eso pudo decir: 
"¿Quién me argüirá de pecado?". Nadie pudo echarle en cara un pecado. San Pedro así afirmó: "No hubo pecado en él, ni engaño en su boca" (1 Pedro 2, 22).

Impecable significa santo. Jesús era santo. Tal convenía que fuese nuestro Sumo Sacerdote: 
"Santo, inmaculado, apartado de los pecados" (Hebr. 7, 26). En todo semejante a nosotros, menos en el pecado.

En el concilio de Éfeso del siglo IV se afirma que Jesús nunca cometió pecado. Y en el segundo concilio de Constantinopla se condena a quien diga que Jesús tuvo pasiones desordenadas carnales. Esta herejía y esta profanación se ha vuelto a repetir en la famosa película 
"La última tentación de Cristo". Esta postura es inaceptable porque en Jesús hay equilibrio entre el mundo pasional y el racional. El desequilibrio se da en nosotros, por culpa del pecado original. Pero en Jesús no hubo pecado original. Nació sin pecado, así lo dijo el ángel a María. Jesús no tenía tendencia interior al mal, como nosotros. Y las tentaciones del desierto o la de Getsemaní son tentaciones extrínsecas, es decir, vienen de fuerzas exteriores, provocadas por el Maligno. Y Jesús las rechaza al punto, porque en su alma no había complicidad radical alguna con el mal. El "Apártate, Satanás" tantas veces pronunciado por Jesús, es el reflejo de la ausencia de complicidad pecaminosa en su interior.

El historiador Ranke escribió esto de Jesús: 
"Nada más inocente, más sublime y más santa ha existido en la tierra que la conducta de Cristo, su vida y su muerte. En cada una de sus sentencias sopla el puro aliento de Dios. Son palabras de vida eterna. El género humano no tiene recuerdo alguno que pueda ni de lejos compararse con éste". Así Jesús llega a ser el ideal ético de todos los tiempos y de todas las civilizaciones.

¿Qué decir de esas reacciones fuertes de Jesús? ¿No son accesos de ira y cólera con los vendedores del templo y con la clase dirigente de entonces?

Santidad y perfección moral no significa tener temperamento flemático, débil, apático, apagado. No. Jesús es un hombre con energía moral, de temperamento fuerte y apasionado. Y cuando está en juego la gloria del Padre y la honestidad y honradez no duda en airarse. No tolera la mentira, la falsedad, la doblez. Se indigna contra quienes quieren falsear la religión y se creen justos. Podemos imaginarlo con los ojos llameantes, los labios trémulos y las mejillas abrasadas, porque 
"el celo de la casa de su Padre le consume". Jesús no se queda en medias tintas. Su ira no va contra las personas, sino contra la actitud hipócrita y doble de esa gente dirigente.

Por tanto, su semblanza moral estaba enriquecida con estas joyas: mansedumbre y comprensión, exigencia y fuerza. No se excluyen. Es más, se complementan.

De Él se dijo: 
"Nadie habló como Él." Detrás de esta frase se esconde todo el mundo intelectual de Jesús.

¿Cómo era la inteligencia de aquel que a los doce años dejó boquiabiertos a los doctores de la ley? ¿Cómo era la inteligencia de aquel que cuando hablaban todos estaban pendientes de las palabras de gracia que salían de su boca? ¿Cómo era la inteligencia de quien pronunció el hermoso discurso o sermón de la montaña, jamás superado por nadie?

La gente de su tiempo estaba asombrado ante Jesús, hasta el punto de decir: 
"¿De dónde le vienen a éste tales cosas y qué sabiduría era esa que le había sido dada?". Otros decían: "¿Cómo es que sabe letras sin haberlas aprendido?".

¿Cómo era la inteligencia de aquel que nos describió lo más profundo y misterioso, el Reino de los cielos, con imágenes tan sencillas y asequibles como la buena semilla, el grano de mostaza, un poco de levadura, la perla preciosa, la red que se echa al mar?
(continuará)

1 comentario: