Para muchos padres no es fácil mencionar el tema del alcohol. Al comienzo
de la adolescencia los jóvenes tratan de evitar la discusión sobre este tema
y usted mismo puede sentirse inseguro sobre cómo proceder. Para tener una
charla productiva, dedique tiempo a pensar sobre los temas que quiere tratar antes de conversar con su hijo. Del mismo modo, piense cómo reaccionará su hijo y cómo responder a las preguntas y a los sentimientos del joven. Luego elija un momento “de inactividad” y de relajación para hablar.
Recuerde también que no necesita hablar de todos los temas en una sola vez. Es probable que consiga mejores resultados si tiene varias charlas con su hijo a lo largo de la etapa de la adolescencia. Considere esta primera charla, como el primer paso en una larga conversacióón.
Y recuerde, hágalo de manera que sea una conversación, ¡no un sermón!
Se incluyen a continuación algunos de los temas de conversación:
La opinión de su hijo con respecto al alcohol.
Pregunte al adolescente qué sabe sobre el alcohol y qué piensa sobre el consumo de alcohol en adolescentes. Pregunte a su hijo porqué piensa que los jóvenes beben. Escuche con atención sin interrumpir. Este enfoque no solo contribuirá a que su hijo se sienta escuchado y respetado sino que servirá como una “puerta de entrada” natural para tratar los temas del alcohol.
Hechos importantes sobre el alcohol.
A pesar que muchos jóvenes creen que lo saben todo sobre el alcohol, abundan
los mitos y la información incorrecta. A continuación se mencionan
algunos hechos importantes para difundir:
•El alcohol es una droga poderosa que retarda el cuerpo y la mente
Impide la coordinación; hace más lenta su reacción impide la visión, el pensamiento claro y el juicio crítico. •La cerveza y el vino no son “más seguros” que los licores
de gran contenido alcohólico. Una lata de cerveza de 12
onzas, una copa de vino de 5 onzas y 1.5 onzas de licor de
gran contenido alcohólico tienen la misma cantidad de alcohol y los mismos efectos para el cuerpo y la mente.
•En promedio, toma de 2 a 3 horas para que un trago
abandone el sistema del cuerpo. Nada puede acelerar este
proceso, ni el café, ni tomar una ducha fría o “caminar”.
• Las personas tienden a ser muy malas para determinar el grado
en que están afectadas por el alcohol. Esto significa que muchas
personas que conducen después de beber piensan que pueden
controlar un automóvil pero, en realidad, esto no es así.
•Toda persona puede ser víctima de un problema serio de
alcoholismo, incluso un adolescente.
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