Jesús dijo: “Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre”. Juan (8, 31-42)
Oración: Señor, soy un pecador. Mientras más me acerco a Tí, me doy más cuenta de mis pecados. Antes veía todo "normal". No veía que nada de lo que yo hacía era malo. Hoy veo mis pecados y te agradezco por ello. Me estás abriendo poco a poco los ojos para despertar y ver mi realidad. No quiero ser esclavo sino hijo tuyo. Por favor, sígueme enseñando.
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