Jesús dijo esta parábola:“Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenzael último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’.
Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla,será engrandecido”. Lucas (14, 1. 7-11)
Oración: Señor, Tu siempre me has enseñado que el bien lo debo hacer calladamente para gloria Tuya y nunca la mía. Se que he hecho cosas por el Reino de Dios en que al final, me sentí orgulloso y ese sentimiento no debería haber existido en mí. Es mejor hacer el bien sin estar promoviéndolo, sin estar vanagloriándome por ello. Cuando esto ocurre, a menudo, no sirve de nada y es un bien que puede ser desperdiciado.
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