Desde la época del Papa León XIII, el mes de octubre está dedicado al Santo Rosario. Durante generaciones, el rezo del Rosario fue una parte integral de la piedad católica. Elfamoso “sacerdote del Rosario”, el P. Patrick Peyton, alentó a las familias a rezar juntas elRosario en la casa, diciéndoles que la familia que reza unida, permanece unida. En los últimos años, sin embargo, muchos católicos — para su empobrecimiento espiritual — han abandonado la práctica de rezar el Rosario. Algunos lo consideran “demasiado pasado de moda”, y otros lo encuentran demasiado difícil.
Sin embargo, en la oración contemplativa que es el rezo del Rosario, María nos ha dado un arma simple pero potente para la guerra espiritual que es parte de nuestra vida cotidiana en este “valle de lágrimas”. No es un arma de violencia o intimidación, sino más bien de paz y curación, pues el rezo del Rosario nos lleva a una relación más íntima con la “Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra”.
En un mundo que sigue amenazado por las armas de destrucción masiva, tenemos en elRosario — como María lo indicó a los niños pastores de Fátima — un arma de conversión masiva. De hecho, el Rosario sostuvo a muchos de los fieles de Dios atrapados detrás de la Cortina de Hierro, durante décadas de opresión comunista y adoctrinamiento ateo. Privados de libertad para practicar su religión abiertamente, y muchas veces impedidos de asistir a Misa, estos fieles católicos encontraron en el Rosario la fuerza para perseverar.
¿Y acaso no debemos reconocer, en los sucesos imprevistos de 1989, cuando el Muro de Berlín fue derribado y los regímenes comunistas de Europa del Este fueron desmantelados, la evidencia de la poderosa intercesión de María?
Esta venerada oración de devoción no nos aparta en modo alguno de las oraciones oficiales de la Iglesia que se encuentran en la liturgia. En efecto, el Rosario nos puede ayudar a prepararnos para la liturgia, y a participar de manera más fructífera en ella, especialmente enel santo sacrificio de la Misa, que es la “fuente y cumbre” de nuestra vida cristiana. Pues elRosario es simplemente, en palabras del Beato Juan Pablo II, la contemplación del rostro de Cristo a través de los ojos de María.
El Rosario, pues, como una oración que nos hace mirar a Jesús a través de los ojos de María, nos puede ayudar a aceptar la vida: a entender que la vida no es una carga que es preciso soportar, sino un don para ser compartido. De este modo, el Rosario es un poderoso antídoto contra la “cultura de la muerte” de nuestra sociedad contemporánea — una cultura en la que la dignidad y el derecho a la vida de los no nacidos, los discapacitados y los ancianos, se descarta cada vez más. El testimonio silencioso de quienes rezan el Rosario frente a las clínicas de abortos, da prueba de la eficacia de esta oración como un arma para oponerse a lo que el Papa Benedicto XVI ha llamado la “nueva dictadura, la del relativismo y el dominio de la técnica”.
Los misterios del Rosario nos presentan un verdadero resumen del mensaje del Evangelio, y hasta los ignorantes e iletrados pueden aprender, a través del rezo del Rosario, los fundamentos de nuestra fe. El Rosario, una vez entendido correctamente, no es “anticuado” ni “muy difícil”: es accesible a todos, en cualquier lugar y en cualquier momento.
En 2002, el Papa Juan Pablo II añadió los cinco misterios luminosos a los 15 misterios tradicionales: los misterios gozosos, los misterios dolorosos y los misterios gloriosos. Estos 20 misterios que contemplamos al rezar el “Ave María”, son nuestra enseñanza y nuestra esperanza. También deben ser, para nosotros, regla de vida y promesa de salvación eterna.
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