lunes, 2 de marzo de 2015

La permisividad tiene un precio alto


Me sorprende ver la cantidad de concesiones que hoy se le dan a los hijos a pesar de las consecuencias tan serias que pueden traerles. Me refiero, por ejemplo, a que se le permita a los adolescentes que se vayan solos con sus amigos a pasar el fin de semana en una finca o a la playa, a parrandear y tomar todo el trago que quieran y sin adultos que los controlen; que las niñas se vayan de viaje solas con sus novios o los inviten a dormir en su casa porque… “como de todas maneras lo van a hacer, prefiero que no sea a escondidas”; que les “compren” una cédula de identidad falsificada a sus hijos menores de edad para que puedan manejar un carro, tomar trago o ir a lugares y espectáculos exclusivos para adultos; que les permitan tomar alcohol en sus fiestas desde los 12 o 13 años, sabiendo que es ilegal y dañino para su salud, so disculpa de que “si no les damos trago nadie viene”.
Creo que la principal razón por la que los padres permitan esas locuras es porque olvidan que “el mañana se construye hoy”, y no se percatan de lo que les están enseñando a sus hijos: que está bien hacer trampas, engañar a las autoridades o arriesgarse a arruinar su vida… para divertirse. Lo grave es que así están poniendo su salud y su integridad en peligro, quizás pensando que “juventud no hay sino una”… pero olvidando que vida también solo hay una.
A mi juicio, el principal motivo para que los padres sean tan permisivos es el miedo a que sus hijos lo hagan a escondidas; a que sean los únicos que no participan en lo mismo que todos y los excluyan del grupo; o a que los vean como padres anticuados o puritanos y se dañe su “amistad” con ellos.
En un mundo permisivo y que le ofrece a los jóvenes muchas más ventajas pero también más peligros y tentaciones, los padres tenemos que nadar contra la corriente para poder criar a los hijos como personas sanas e íntegras en un momento histórico en que obrar bien a menudo se ve mal. Esto nos exigirá mucha fortaleza y nos traerá serios conflictos, pero nada será peor que los sufrimientos que enfrentaremos si no nos percatamos que los privilegios tan perjudiciales que les estamos dando sirven para que los niños la pasen bien… a precio de que acaben mal.

www.angelamarulanda.com

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