Lo siguieron dos ciegos, que gritaban:
“¡Hijo de David, compadécete de nosotros!” Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó:“¿Creen que puedo hacerlo?”
Ellos le contestaron:“Sí, Señor”.
Entonces les tocó los ojos, diciendo:
“Que se haga en ustedes conforme a su fe”. Y se les abrieron los ojos. Mateo (9, 27-31)
Oración: Señor, irónicamente mis debilidades son las que me han siempre acercado más a Tí. Son las que me han hecho trabajar para ser una mejor persona, las que me han abierto los ojos y me han quitado la ceguera en que vivía. Esas benditas debilidades son las que han hecho que Te vea a Tí, que me de cuenta de mi pobreza, de mi pequeñez. Reconocerlas han permitido que Te vea como eres, como el Todopoderoso, como El único que me puede hacer feliz y me puede dar paz. Por eso hoy Te doy gracias por ellas, pues por ellas soy hoy lo que soy!
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