miércoles, 8 de agosto de 2012

Nuevo libro del Papa



A veces, lo extraordinario, por repetido, se convierte en normal y no se le da la importancia que tiene. Eso puede pasar, por ejemplo, con el hecho de tener al frente de la Iglesia no sólo a un hombre santo y humilde, sino también a un sabio.
Benedicto XVI es el mejor teólogo católico vivo. Es también una de las mentes más brillantes de las últimas décadas. No lo es porque sea Papa, ni es Papa porque lo fuera antes. Pero es Papa y es también un hombre sabio y santo. Lo ha demostrado durante los largos años de servicio a la Iglesia, desde la cátedra de Tubinga a la sede de Pedro pasando por el Arzobispado de Munich o la prefectura de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Lo ha demostrado también, por ejemplo, con los libros que ha escrito, entre ellos y quizá de una forma especialmente destacada, los dedicados a la figura de Jesús de Nazaret, el Hijo del Dios vivo. El primero de esos libros, dedicado a la vida pública del Señor, puso de manifiesto que se podía afirmar con datos que Jesús no era un mito y que lo que contaban los Evangelios no eran historias inventadas puestas al servicio del ansia de poder del Vaticano. El segundo de esos libros, que se centraba en la Pasión y Muerte de Cristo, nos mostró de nuevo la historicidad de lo que narran los evangelistas.
Ahora acabamos de saber que ha dedicado sus vacaciones, a sus ochenta y cinco años, a escribir el tercer y último volumen sobre el Señor, dedicado esta vez a la infancia de Jesús. Imaginamos también que se referirá a la Santísima Virgen y que afrontará cuestiones como la virginidad de Nuestra Señora. Personalmente estoy deseando que se publique para leerlo, sabiendo de antemano que disfrutaré con ello.
Hay que darle gracias a Dios, pues, por haber puesto al frente de la Iglesia a este hombre santo y sabio. No es normal, es extraordinario, que podamos disfrutar de un Pontífice así. Por eso no debemos acostumbrarnos a ello, sino valorarlo como merece, agradecerlo y leer sus escritos.
P. Santiago Martín

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