En aquellos días, arrestaron a siete hermanos junto con su madre. El rey Antíoco Epifanes los hizo azotar para obligarlos a comer carne de puerco, prohibida por la ley.
Muy digna de admiración y de glorioso recuerdo fue aquella madre que, viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un solo día, lo soportó con entereza, porque tenían puesta su esperanza en el Señor. Macabeos 7:1, 20-31
Oración: Señor, no es común estar en medio de un problema tan grave como el de esa madre y sus hijos, pero todos los días sí nos encontramos con obstáculos que nos hacen tener miedo y hasta a veces dudar de Tí. Hoy quiero darte gracias por los problemas que he tenido. Mirando hacia atrás, estos han hecho que yo sea quien soy hoy, con mis defectos y virtudes. La realidad es que sin dichos momentos difíciles, quizás no estaría yo aquí hablándote.
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