Pastor Daniel Catarisano Enfoque a la Familia, U.S.A.
Una de las características que he notado en muchas personas que vienen a consejería, es la falta de atención que ponen al cuidado de su salud. No me refiero a su salud física solamente, sino a también a su salud emocional y espiritual. Tal vez la razón de este descuido se deba a la multiplicidad de tareas que demanda la vida moderna. O tal vez se deba a la espiritualización de la salud, cuya filosofía enseña que los cristianos no necesitamos un médico o un consejero humano. Reconozco que en algunos casos, este descuido se debe también a la falta de recursos financieros. De todas maneras, cualquiera sea la razón, necesitamos asumir la responsabilidad de cuidar nuestra salud como una prioridad indispensable. Dios nos ha hecho mayordomos de este cuerpo y tenemos la obligación de cuidarlo bien.
La salud física Usted habrá escuchado muchas veces el consejo acerca de hacerse un chequeo médico anual. Es una medida preventiva muy importante. ¿Recuerda aquello de: “Más vale prevenir que lamentar”? Créame que ese dicho se aplica muy bien al cuidado de la salud. Mucha gente ha salvado su vida por haber descubierto temprano una enfermedad. Ayer mismo supe acerca de una señora, a quien su médico le descubrió un pequeño tumor cancerígeno en el seno izquierdo. Esto ocurrió durante su chequeo médico anual. Gracias a esta medida preventiva, ese cáncer será tratado inmediatamente y no producirá una metástasis. Esto fue una respuesta del Señor. Así que si usted está orando por su salud física, no tema visitar a un médico para que le revise y le ayude a cuidar su cuerpo como corresponde.
La salud emocional ¿Cuánto tiempo hace que no visita a un consejero profesional? ¿Le parece una pregunta absurda? Comprendo su reacción. Sin embargo, esta es otra medida preventiva que le evitaría muchos problemas. Las emociones afectan el sistema inmune para mejor o peor. Descubrir las emociones negativas puede ayudarle a sanar las causas de muchas enfermedades físicas. ¿Desea un ejemplo? El Dr. David Levy dijo: “La amargura es como un ácido que se come las paredes de su contenedor.” La amargura y el rencor conducen a varios trastornos psicosomáticos. Un buen consejero está para ayudarle a vivir mejor. Él, o ella, pueden diagnosticar desórdenes emocionales y de la personalidad, los cuales dañan su salud, y corregirlos a tiempo.
La salud espiritual ¿Cómo está su relación personal con Dios? Esta pregunta requiere una respuesta sincera, pues su salud espiritual depende de su relación con él. Antes le comenté que muchas personas que vienen a consejería, confiesan no prestarle atención al cuidado de su salud; incluyendo la salud espiritual. Por eso se encuentran perturbados y confundidos. El descuido de su intimidad con Dios les produce ansiedad. Sin embargo, la oración, la meditación y el estudio de la Palabra de Dios tienen cualidades terapéuticas sanadoras, además de beneficios eternos. Así que, cuidar su salud espiritual es indispensable para vivir victoriosamente.
El cuidado integral de su salud demanda una atención inmediata. Mantenga en buen estado todas las áreas del templo que Dios le ha dado y vivirá mejor.
1 Corintios 6.9 |
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