Algunos consejos prácticos:
• Evitar, en nuestro lenguaje cotidiano, frases que revelan limitantes del potencial, como “no puedo”, “es imposible”, o frases que revelan un pensamiento absolutista, el cual incluye las palabras “todo”, “siempre”, “nunca”.
• Debemos reconocer que hay acontecimientos fuera de nuestro control, centrarnos en la adaptación para reaccionar de la mejor manera ante estas circunstancias, y controlar lo que sí depende de nosotros: nuestra actitud ante los hechos.
• Los errores e intentos infructuosos no deben ser vistos jamás como fracasos, y menos atribuirlos a una naturaleza intrínseca: “soy un fracasado”. Por el contrario, las equivocaciones son circunstanciales, y constituyen el elemento básico para que se dé el aprendizaje.
• Podemos procurar rodearnos de personas que nos incentivan a seguir a adelante, que nos hagan ver cuan agradable es el vivir.
• El trabajo en el área espiritual y el compromiso con una serie de valores y principios, como la solidaridad, el amor y el respeto a las diferencias permiten tener una base sólida sobre la que las actitudes positivas fortalecen su significado.
• Es fundamental ser agradecidos por todo lo que tenemos y con lo que somos.
• Tener confianza en lo que uno mismo tiene para ofrecer al mundo, y sobre todo la perseverancia en lo que hacemos son manifestaciones claras de una actitud positiva.
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