viernes, 22 de abril de 2011

Sábado Santo(Vigilia Pascual)

Hola a todos!
Mañana se celebra en la noche La Vigilia Pascual. Muchos de nosotros asistimos a ella sin saber de que se trata. Hoy los invito a leer sobre el comienzo de esta vigilia que está llena de simbología antiquísima. Cada una de las acciones del sacerdote y diáconos tiene un significado especial.
Con anticipación, les deseo mucha bendiciones en esta próxima Pascua de Resurrección.
Diana




En un lugar adecuado, fuera de la iglesia, se enciende el fuego. Congregado allí el pueblo, llega el sacerdote con los ministros. Uno de los ministros lleva el cirio pascual.
El sacerdote saluda, como de costumbre, al pueblo congregado y le hace una breve exhortación.

Enseguida bendice el fuego.

 Preparación del cirio

Con el fuego nuevo se enciende el cirio pascual.
Según una tradición muy antigua, ésta es una noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12, 42).
Los fieles, llevando en la mano según la exhortación evangélica (Lc 12, 35 ss) lámparas encendidas, se asemejan a quienes esperan el regreso de su Señor para que, cuando él vuelva, los encuentre vigilantes y los haga sentar a su mesa.
La celebración de la Vigilia se desarrolla de la siguiente manera:
después de la breve liturgia de la luz o “Iucernario” (primera parte de la Vigilia), la santa Iglesia, llena de fe en las palabras y promesas del Señor, medita los portentos que él obró desde el principio en favor de su pueblo (segunda parte o liturgia de la palabra) y cuando el día de la resurrección está por llegar, encontrándose ya acompañada de sus nuevos hijos, renacidos en el bautismo (tercera parte), es invitada a la mesa que el Señor ha preparado para su pueblo, por medio de su muerte y resurrección (cuarta parte).
Toda la celebración de la Vigilia pascual se hace en la noche, de modo que no debe comenzar antes del principio de la noche del sábado, ni terminar después del alba del domingo.
Prepárense suficientes velas para todos los fieles que participen en la Vigilia.

Primera parte
Lucernario

Bendición del fuego
 Se apagan todas las luces de la iglesia.
Una vez bendecido el fuego nuevo, un acólito o uno de los ministros lleva el cirio pascual ante el celebrante. Este, con un punzón, graba una cruz en el cirio. Después, traza sobre él la letra griega Alfa y, debajo, la letra Omega; entre los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso, mientras dice:
Cristo ayer y hoy,
traza la línea vertical;
Principio y fin,
traza la línea horizontal;
Alfa
traza la letra Alfa, arriba de la línea vertical;
y Omega
traza la letra Omega, abajo de la línea vertical;
Suyo es el tiempo
traza el primer número del año en curso, en el ángulo superior izquierdo de la cruz;
y la eternidad.
Traza el segundo número del año,en el ángulo superior derecho;
A él la gloria y el poder,
Traza el tercer número del año en el ángulo inferior izquierdo;
por los siglos de los siglos.
Amén.

Traza el cuarto número del año en el ángulo inferior derecho.
Después de haber trazado la cruz y los demás signos, el sacerdote puede incrustar en el cirio cinco granos de incienso, en forma de cruz, diciendo al mismo tiempo.
1. Por sus santas llagas
2. gloriosas,
3. nos proteja
4. y nos guarde
5. Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

El celebrante enciende el cirio pascual con el fuego nuevo,diciendo:
Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu.
Cuando por alguna razón no se puede encender el fuego fuera de la iglesia, el rito se acomoda a las circunstancias.

Procesión

A continuación el diácono o, en su defecto, el sacerdote, toma el cirio pascual y, manteniéndolo elevado, canta él solo:
Cristo, luz del mundo.
Y todos responden:
Demos gracias a Dios.
Todos entran en la iglesia, precedidos por el diácono (o el sacerdote) que lleva el cirio pascual. Si se emplea el incienso, el turiferario precederá al diácono. En la puerta de la iglesia, el diácono se detiene y elevando el cirio, canta por segunda vez:
Cristo, luz del mundo.
Y todos responden:
Demos gracias a Dios.
En este momento todos encienden sus velas en la llama del cirio y avanzan de nuevo.
Al llegar ante el altar, el diácono, vuelto hacia el pueblo, canta por tercera vez:
Cristo, luz del mundo.
Y todos responden:
Demos gracias a Dios.
Entonces se encienden las luces del templo.
Todos permanecen de pie, teniendo en sus manos las velas encendidas

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