Mi Señor me ayudaba, por eso no me quedaba confundido, por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Tengo cerca a mi abogado, ¿quién pleiteará contra mí? Vamos a enfrentarnos: ¿Quién es mi rival? Que se acerque. Mirad, mi Señor me ayuda: ¿quién probará que soy culpable? Isaías 50, 4-9
Oración: Señor, me frustro con tanta injusticia que se vive en el mundo y en mi entorno. Pero siempre recuerdo que te tengo a Tí a mi lado. Dame la valentía y las palabras. Muéstrame cuando y como debo actuar. No necesito nada más!
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