martes, 19 de marzo de 2013

Empiezan las pequeñas crucifixiones de Francisco


Autor: Osman RAMOS, seminarista FM
Francisco, nuestro querido y nuevo Papa, no ha cumplido ni siquiera una semana de haber sido elegido Romano Pontífice y ya empieza a recibir los primeros espinazos que paulatinamente se le irán agudizando convirtiéndosele en una lenta y dolorosa crucifixión, no sé si será de la misma manera que se la hicieron a nuestro querido Papa Emérito Benedicto XVI a quien sólo le faltó decir como nuestro Señor: “Tristis est anima mea usque ad morten”: “Mi alma está triste hasta la muerte”, o como lo han hecho siempre con los demás Papas a lo largo de la Historia de la Iglesia; siempre ha habido querido derribarles porque les incomoda la verdad personificada.
           De lo que sí estoy seguro es que los enemigos ad extra y ad intra de la Iglesia ya están confabulando nuevas estratagemas diabólicas para hacerle la vida imposible a Francisco. Sí, enemigos de fuera pero también enemigos de adentro. Y no sólo me refiero a las grandes crucifixiones que seguro ejecutarán los más poderosos del mundo contra él como lo hicieron con nuestro Papa Emérito; de hecho ya empezaron preparar las primeras espinas que provienen de su mismo país de origen y seguirán rebuscando y fabricando las más negras mentiras para llevarle al calvario (lo mismo que pasó con Benedicto XVI); pero también y sobre todo me refiero a aquellas crucifixiones que ya se ejecutan a nuestro alrededor, aquí en el pueblo, entre los fieles y entre algunos sacerdotes; éstas son las pequeñas crucifixiones que ya empieza a padecer Francisco
El Evangelio de hoy sábado16 de marzo nos dice: “¿Es que de Galilea va a venir el Mesías?” (Juan 7, 42) y más adelante señala: “¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en Él?” (Juan 7, 48) y al final acaba indicando:“¿Estudia y verás que de Galilea no salen profetas?” (Juan 7 52). Eso lo dijeron en aquél tiempo y con Jesús, nuestro Mesías. Y en nuestros tiempos deberíamos de preguntarnos: ¿Qué no hicieron con nuestro Cristo viviente Benedicto XVI y qué no harán y dirán de nuestro Papa Francisco? Y no me refiero a lo qué hicieron los grandes poderosos enemigos de la Iglesia sino a algunos de los que estamos aquí abajo y que con nuestro silencio o actitudes notorias apoyamos muchas veces esos horrendos ultrajes.
Digo todo esto porque al compartir mi alegría de tener nuevo Papa con algunas personas “católicas” y ciertos de ellos “intelectuales católicos”, “catedráticos” y laicos “consagrados” me he quedado congelado al escuchar respuestas como las siguientes: “…Bueno…, no le conozco muy bien”, o “Pero no pronuncia bien el latín” o “No sabemos que habla porque lo que habla no es italiano…” o peor aún: “Predica como cura de pueblo”, y otros optan por decir: “mmm, prefiero no opinar…” y estoy seguro que ese silencio no calla precisamente grandes elogios. Me pregunto: ¿No se supone que debería ser una alegría inmensa para la Iglesia Universal el tener nuevo Papa?, ¿O la alegría debería ser inmensa sólo cuando es cierto Papa…? , ¿Es que a algunos les chirría su origen, su habla, su amable y sencillo comportamiento, en definitiva les chirría su santidad?, ¿Acaso tienen miedo del carácter firme que inspira Francisco?, ¿Es que sus palabras de Pastor no convencen a los intelectuales? Aquí cabe perfectamente aquello de que “¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él?” (Juan 7, 48), esos jefes y fariseos son los grandes doctos de hoy que dominan las la filosofía, las Sagradas Escrituras, las lenguas, la teología, el protocolo... que después de realizar profundos estudios, análisis acertados y preciosas teologías ensucian con la otra mano lo hermoso que han escrito. Pero no sólo ellos sino también la gente que dice llamarse “católicos practicantes” que con sus comentarios y actitudes antipapales contribuyen a trenzar la primera corona de espinas para crucificar a Francisco como lo hicieron con Benedicto XVI. Estos fariseos creen que el Espíritu Santo ha elegido a un tonto para guíe la barca de Pedro, estos dicen: “Somos papistas hasta la muerte”, pero yo creo que la frase se les quedó corta porque en realidad quieren decir: “Somos papistas hasta la muerte pero dependiendo de qué Papa”
El padre Santiago Martín, periodista y fundador de los Franciscanos de María, dice que: “Cada enfermedad necesita la medicina adecuada, así un cáncer necesita las terribles quimioterapias que parecen más bien que van acabar con el enfermo antes que la misma enfermedad; así en cada época de la historia humana Dios manda la medicina adecuada, la que necesitamos, y aunque no la queramos porque nos parece doloroso Él sabe lo que hace”. Reflexión muy acertada pues creo que en cada etapa hemos tenido el Papa que necesitaba la Iglesia y cada uno de ellos ha contribuido, como dijo el mismo Francisco en su primera homilía “a caminar a edificar y a confesar a Cristo crucificado”. Todos lo han hecho y entonces ¿Por qué dudamos ahora de la decisión del Espíritu Santo?
¿Y los demás qué tenemos que hacer? Lo primero y más inteligente es orar, luego hacer un serio examen de conciencia y en él revisar nuestra fidelidad al Papa y a la Iglesia desde las actitudes más sencillas pero negativas hasta los comentarios más pequeños pero venenosos que pueden afectar al Papa y a la Iglesia, revisarnos si lo hemos hecho con otros, si lo estamos haciendo con este y si lo seguiremos haciendo con los que vengan; lo siguiente sería defender al Papa con humildad pero con firmeza ante quien sea, y luego informarnos adecuadamente para no dejarnos envenenar por lo que dicen la mayoría de los medios de comunicación.
Si amamos a la Iglesia y al Papa no contribuyamos a trenzar la primera corona de espinas, no colaboremos a ejecutar las primeras y pequeñas crucifixiones; sino que más bien seamos como la dulce Verónica que limpió el rostro sangriento de Cristo que los soldados romanos habían desfigurado.

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