viernes, 25 de enero de 2013

¿Qué es Apologética?:



 
Como se ha dicho, la Apologética es la defensa de la fe y la moral católica desde una perspectiva teológica y, por lo tanto, argumentativa. Por extensión, se podría considerar Apologética a otras iniciativas, como las de defender a la Iglesia llevando a los tribunales a quienes la injurian o a quienes insultan a Cristo y a la Virgen. Sin embargo, en lo que a este tratado concierne, vamos a considerar la Apologética desde su primera acepción: la defensa intelectual de las verdades de fe y de las reglas éticas inspiradas en el Evangelio.
 
La naturaleza de la Apologética hace que sea eminentemente defensiva, lo cual le da un carácter que a algunos le puedes parecer poco atractivo. No es una rama de la Teología destinada a proponer las verdades de la fe, como pueda ser la Dogmática, la Mariología, la Moral o las distintas disciplinas bíblicas. Sin embargo, como es lógico, se basa en ellas para extraer los argumentos que va a necesitar para defender y justificar las enseñanzas de la Iglesia. Pero, además y en algún caso, recurre a otras fuentes, externas incluso a la Teología, para aportar datos y argumentos que demuestren la fortaleza intelectual de las posturas de la Iglesia –por ejemplo, cuando se acude a la Biología para confirmar que el embrión es un verdadero ser humano-. Su carácter defensivo hace que la Apologética se vea limitada a la defensa de los temas en que se está centrando la controversia, con lo cual deja muchísimos otros sin tratar (hoy, por ejemplo, no hay necesidad de justificar el rechazo de la Iglesia a la esclavitud, porque, teóricamente, todo el mundo la rechaza). La Apologética no es, pues, un buen método para conocer el conjunto de las verdades de fe o de la moral católica; no es una síntesis de la misma, una especie de catecismo resumido que poder ofrecer a los que están interesados por el cristianismo; es un tratado defensivo, destinado a demostrar la racionalidad y la validez intelectual y moral de nuestros planteamientos y, si fuera posible, a convencer a otros para que se adhieran a los mismos.
 
Hay que dejar claro que si bien la Apologética tiene el objetivo de defender, de ningún modo tiene la misión de atacar los principios de nadie. La Iglesia no ataca nunca. Se defiende de los ataques que recibe y expone de manera propositiva sus propias convicciones, pero sin que esta proposición revista nunca el carácter de ataque y agresividad de que nosotros somos objeto, tanto por las sectas como por el laicismo. La Iglesia expone su fe y sus principios morales y reclama libertad para hacerlo y libertad para que los que quieran adherirse a ellos e integrarse en la comunidad católica puedan hacerlo, pero ni obliga a nadie ni tiene como objetivo desprestigiar las creencias de los demás pensando que así sus decepcionados fieles engrosarán las propias filas. La proposición que hace la Iglesia de sus propias convicciones, incluso aunque a veces sea hecha de forma comparativa a las creencias de otros –por ejemplo, cuando se habla de la idea de Dios entre nosotros y de la idea de dios que hay en el hinduismo, o cuando se habla del matrimonio monogámico y se compara con el poligámico que tienen otras religiones- se intenta no herir los sentimientos de nadie, pues se tiene claro que, si no en todos los casos sí en muchos, en las demás religiones hay elementos de verdad que merecen respeto, por más que no esté en ellas la verdad plena, la cual se encuentra sólo y únicamente en la Iglesia católica, fundada por Cristo, que es la Verdad.

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