jueves, 29 de diciembre de 2011

Virgen De Medjugorie (3 parte)


Del tercer al séptimo día

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El tercer día, 26 de junio, los niños iban de camino al mismo lugar donde se les había aparecido la Virgen. Estaban muy contentos, aunque, la alegría se mezclaba con el temor al preguntarse cuál sería el resultado de todo aquello. Pero a pesar de todo, los niños sentían una fuerza interior que les empujaba a encontrarse con la Virgen.
De repente, mientras los niños se encontraban aún de camino, un resplandor apareció por tres veces. Para ellos, y para quienes les seguían, era una señal que indicaba la presencia de la Virgen. En ese tercer día, la Virgen se apareció todavía más arriba que en los días anteriores. De repente, la Virgen desapareció. Pero cuando los niños empezaron a rezar, acudió de nuevo. Estaba alegre y sonreía serenamente, y otra vez más, su belleza era irresistible.
Cuando los niños salieron de casa, algunas mujeres mayores les aconsejaron llevar agua bendita con ellos para asegurarse de que no se trataba del demonio. Cuando estuvieron con la Virgen, Vicka cogió el agua y la echó en dirección a la visión, diciendo: “Si tú eres nuestra Madre bendita, por favor quédate, y si no, aléjate de nosotros”. La Virgen sonrió al oír eso y se quedó con ellos. Entonces fue cuando Mirjana le preguntó su nombre, y la Virgen le respondió: “Soy la Bienaventurada Virgen María.”
Ese mismo día, bajando del Podbrdo, la Virgen se apareció nuevamente, esta vez sólo a Marija, diciendo: “Paz, paz, paz y sólo paz”. Detrás de ella, Marija pudo ver una cruz. Tras lo que la Virgen, con lágrimas, corroboró: “¡La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los pueblos!”.
Al día siguiente, 27 de junio, la Virgen se apareció tres veces a los niños. Esta vez, los niños le preguntaron muchas cosas, y la Virgen les respondió a todo. Para los sacerdotes, dio el siguiente mensaje: “Tienen que creer firmemente, y tienen que cuidar la fe del pueblo”. Nuevamente, Jakov y Mirjana pidieron una señal, porque la gente había empezado a acusarles de mentirosos o de estar bajo los efectos de las drogas. “No tengáis miedo de nada”, les contestó la Virgen.
Antes de despedirse, al preguntarle si volvería, dijo que lo haría. Bajando el Podbrdo, la Virgen se apareció una vez más para despedirse con estas palabras: “¡Que Dios esté con vosotros, mis ángeles, iros en paz!”.
El día 28 de junio, el quinto día, multitudes venidas de todos los rincones, iban agrupándose ya desde muy temprano. Hacia el mediodía, había unas quince mil personas. Ese mismo día fray Jozo Zovko, el párroco, interrogó a los niños sobre lo que habían visto y oído en los días anteriores.
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A la hora de costumbre, la Virgen se apareció. Los niños rezaron con Ella, y Vicka, le preguntó: “Mi querida Señora, ¿qué quisieras de nosotros, y qué de nuestros sacerdotes?”. La Virgen le contestó: “La gente debe rezar y creer firmemente”. De los sacerdotes, dijo que debían ser fuertes en la fe, y ayudar a los demás a creer firmemente.
Ese día, la Virgen se apareció y se retiró varias veces. Una de las veces, los niños le preguntaron por qué no se aparecía en la parroquia, para que todo el mundo la pudiese ver. Contestó: “Bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído”.
Aunque la multitud les importunaba con sus preguntas y curiosidades, y el día era bochornoso y pesado, los niños se sentían como en el cielo.
El sexto día, 29 de junio, los niños fueron llevados a Mostar para un reconocimiento médico, tras el cual se diagnosticó que estaban “sanos”. El informe del médico jefe de servicio fue: ” No están locos los niños, sino la persona que los ha traído aquí.”
Ese día, en la colina de las apariciones, la multitud fue mayor que nunca. Tan pronto como los niños llegaron al lugar de siempre y empezaron a rezar, la Virgen se apareció. En esta ocasión, la Bienaventurada Virgen María les exhortó a tener fe, diciéndoles: “La gente debe creer firmemente y no tener miedo”.
Ese día, una doctora que iba siguiendo y observando a los niños durante la aparición, deseó tocar a la Virgen. Los niños guiaron su mano hasta el hombro de la Virgen, y sintió como un estremecimiento. La doctora, aunque era agnóstica, tuvo que reconocer: “Aquí, algo extraño está pasando”.
El mismo día, un niño llamado Daniel Setka, fue milagrosamente curado. Sus padres lo llevaron a Medjugorje, pidiendo su curación. La Virgen había prometido que se curaría si los padres rezaban, ayunaban y creían ferviertemente. Así pues, el niño fue sanado repentinamente.
El 30 de junio, dos chicas jóvenes propusieron a los videntes dar un paseo en coche. De hecho, su intención era llevarlos lejos de la zona, y retenerlos hasta que pasara el tiempo habitual de la aparición. Sin embargo, aunque los niños se encontraban bastante lejos del Podbrdo, en el momento de la aparición, ocurrió que una llamada interior les empujó a salir del coche. Tan pronto lo hicieron, y se pusieron a rezar, la Virgen se acercó hacia ellos, desde el Podbrdo, que en ese momento se encontraba a un kilómetro de distancia. Rezaron siete padrenuestros, siete avemarías y siete glorias. La trampa de aquellas jóvenes no surtió efecto.
Después de esto la policía empezó a poner trabas a los niños y a los peregrinos para subir al Podbrdo, el lugar de las apariciones. Y se prohibió, primero a los niños y luego a la multitud, subir a la montaña. La Virgen siguió apareciéndoseles en lugares escondidos, en sus casas y en el campo. Los niños ya tenían confianza y hablaban abiertamente con la Virgen, buscando ilusionadamente sus consejos, escuchando sus advertencias y mensajes.
De esta forma, los acontecimientos de Medjugorje continuaron hasta el 15 de enero de 1982.
Al mismo tiempo, el párroco empezó a acoger a los peregrinos en la iglesia, permitiéndoles participar en el Rosario y en la celebración de la Eucaristía. Los niños también rezaban allí su Rosario. Durante este período, alguna vez, la Virgen se apareció en la iglesia. Incluso, el mismo párroco, una vez mientras rezaba el Rosario, vio a la Virgen. Inmediatamente interrumpió la oración, y espontáneamente empezó a entonar un canto popular: “Lijepa si, lijepa Djevo Mario”;-”Oh, qué bella eres, Santísima Virgen María”. Toda la iglesia pudo percibir que algo fuera de lo común le ocurría. Luego declaró que la había visto. Y así, el que hasta entonces no sólo había dudado, sino que había estado en contra de las apariciones, se convirtió en defensor de los niños y de las apariciones, hasta el punto que ello le costó ser encarcelado.
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A partir del 15 de enero de 1982, los niños vieron a la Virgen en una capilla lateral de la parroquia. El párroco lo preparó así por las dificultades e incluso peligros que nuevamente se presentaron. Previamente, los niños se aseguraron de que ello estaba de acuerdo con los deseos de la Virgen. De todas formas, debido a la prohibición del obispo diocesano, desde abril de 1985, los niños dejaron de usar el entorno de la iglesia como lugar de las apariciones. A partir de ese momento, tuvieron lugar en una sala de la casa parroquial.
Desde el principio de las apariciones hasta hoy, sólo ha habido cinco días en los que ninguno de los niños ha visto a la Virgen.
La Señora se ha presentado como la Reina de la Paz y de la Reconciliación. Viene para acercarnos al corazón de Dios mostrándonos el camino de la paz. Nos invita a todos a la santidad y para ello nos propone medios muy simples, al alcance de todos.
La Virgen ha prometido comunicar a cada uno de los videntes diez secretos. Hasta el día de hoy, tres de los videntes, Ivanka, Mirjana y Jackov han recibido sus diez secretos, y no reciben ya la aparición cotidiana, sino que una vez al año ven a la Santísima Virgen. En cambio, Vicka, Marija e Ivan, que sólo recibieron nueve secretos, continúan viéndola diaramente. Según Mirjana, que fue la primera en recibir los diez secretos, dichos secretos serán revelados al mundo por un franciscano, el P. Petar Ljubicic. Diez días antes del cumplimiento del secreto, la vidente y el franciscano ayunarán a pan y agua. El séptimo día, es decir tres días antes de su realización, Mirjana le revelará el secreto al franciscano, quien lo anunciará al mundo.
En julio de 1981, la Virgen prometió igualmente dejar un signo indestructible y visible sobre la colina de las apariciones.
El 25 de cada mes, la Virgen da a Marija un mensaje destinado al mundo entero. Ella lo escribe y se lo transmite a un franciscano de la parroquia de Santiago Apóstol. Posteriormente es traducido y publicado en distintos idiomas.
Desde 1987, la Virgen se aparece a Mirjana el día dos de cada mes y ora con ella por los no creyentes. Esta aparición está ahora abierta a todos. A veces la Santísima Virgen da allí un mensaje público.
Hasta el día de hoy más de treinta millones de peregrinos, incluyendo a sacerdotes, obispos y cardenales, han visitado Medjugorje.

www.virgendemedjugorie.org

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